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jueves, 13 de octubre de 2011

EE.UU: se propaga la indignación contra Wall Street



EEUU indignados

La Habana, 13 oct (PL) A punto de cumplir un mes con marchas, acampadas y mítines, el movimiento de protesta Ocupar Wall Street (OWS) pasó de ser una eventual espontaneidad ciudadana a conquistar un puesto importante en el debate político nacional de Estados Unidos.

El propio presidente Barack Obama y otros actores fundamentales en la nomenclatura gubernamental han tenido que prestar atención a los miles de voluntarios, activistas civiles, sindicalistas, y delegados comunitarios movilizados en decenas de ciudades norteamericanas.

Al margen de los comentarios del mandatario demócrata, es un hecho que las protestas organizadas bajo la proclama de Occupy Wall Street reflejan la frustración del pueblo estadounidense afectado por los coletazos de la peor crisis económica desde la Gran Depresión de 1930.

El movimiento cívico resume quejas populares ante las causas y efectos de la recesión industrial. Sus rostros más visibles son ciudadanos comunes y sencillos, la mayoría de ellos no se sienten representados en las actuales instituciones federales.

Ocupar Wall Street pide atención para ese gran por ciento de norteamericanos a los que no escucha la Casa Blanca, y sobre todo son menospreciados por la inmensa telaraña financiera integrada por las grandes corporaciones y los megabancos, virtuales dueños de media Norteamérica.

Versiones de la prensa internacional comparan las protestas iniciadas frente al mercado bursátil de Nueva York con las movilizaciones ciudadanas de la Plaza del Sol, en Madrid, de ahí el sobrenombre generalizado de Indignados de Wall Street.

Lo cierto es que la organización ya se ganó el respaldo de importantes gremios sindicales estadounidenses, y en el año electoral 2012 podría funcionar como una entidad inspiradora de votos demócratas, además de un contrapeso frente al conservador Tea Party.

El llamado Partido del Té parece estar oliendo el peligro. Ante la pujanza de su potencial rival en calles y urnas, publicó un mensaje en su página de Internet donde intenta descalificar las acciones de los Ocupas como "frenéticas y divisorias".

También los líderes republicanos John Boehner, Eric Cantor, Herman Cain, y hasta un personaje cuasi jubilado como Newt Gingrich, se sumaron a los ataques verbales contra el grupo OWS, al que denominan una "multitud irresponsable de hippies celosos y maleducados".

Occupy Wall Street denuncia la codicia desmedida de los banqueros en coincidencia con un programa de la administración Obama dirigido a incrementar impuestos a los superricos, mientras los debates en el Congreso son intensos alrededor de ese proyecto de ley.

El movimiento emerge el último 17 de septiembre, apenas seis semanas después que Estados Unidos estuviera a punto de caer en moratoria de pagos, por primera vez en su historia y por culpa del estancamiento parlamentario en relación con el problema del techo de la deuda.

Surge en una etapa cuando el proceso electoral norteamericano comienza a transitar hacia los meses de pleno apogeo proselitista, y cuando desde la Oficina Oval Barack Obama observa con preocupación como su popularidad se mueve a la baja y sin pronósticos halagüeños. Dentro de ese panorama de relativo desconcierto político-ideológico nacional están planteadas las actuales apuestas sobre el porvenir del foro que recomienda Ocupar Wall Street.

Su presencia reformista ya deja verse en los principales enclaves metropolitanos de Nueva York, Washington, Boston, Filadelfia, Los Ángeles, Chicago, Miami, Dallas, y otras ciudades destacadas. La policía encarceló a centenares. Empero, la movilización continúa en pie y se fortalece.

El lunes pasado el magnate del hip-hop Russell Simmons, la estrella musical del mismo género, Kanye West, y el reverendo Al Sharpton se sumaron a la causa OWS.

Los del partido azul van ponderando posiciones. El Comité de Campaña Demócrata difundió una petición donde exhorta a la gente a respaldar las protestas y enviar un mensaje claro al "insensato liderazgo republicano". Los correligionarios de Obama pretenden pescar en río revuelto.

"Los bancos no tomarán más nuestras casas. No robarán a los estudiantes. No destruirán más el medio ambiente. No financiarán la miseria de la guerra. Los bancos no causarán más desempleo masivo", es la sentencia capital de los Ocupa.

La suerte está echada. El eco resuena de costa a costa.

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